por T. Austin-Sparks
Capítulo 7 - La Vida Divina: Triunfante Sobre las Fuerzas Naturales
El asunto que nos ocupa en estos días es la formación de discípulos. Uno de los pasajes que tomamos como base fue: "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:30,31).
Jesús hizo muchas señales en presencia de Sus discípulos, y Juan dice que de esos muchos, seleccionó algunos que podrían conducir a los discípulos en la fe a través de la cual recibiesen vida. Así que la formación de los discípulos es en vida. Hemos estado viendo algo de estas siete señales que Juan escogió para ese propósito; siete señales dadas por Jesús en presencia de Sus discípulos y destinadas a desembocar en vida. Nosotros también somos discípulos del Señor, y Él nos entrena en la misma forma, de modo que el resultado de Su formación en nosotros pueda ser Su propia vida en nosotros.
“Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban” (Juan 6:16-21).
Esta no es una historia muy larga, pero es muy completa. Es una señal que Juan seleccionó de entre muchas, y si él decidió, de entre tantas, incluir ésta en sus siete, él la debe haber considerado como algo muy importante. Te habrás dado cuenta que esto era algo sólo para los discípulos. La multitud se había ido, y Jesús iba a tratar sólo con los discípulos. Por lo tanto, era algo muy importante en cuanto a la formación de ellos.
Tanto Mateo como Marcos registran este incidente, y tienen más que decir al respecto que Juan, lo que significa que Juan tenía apenas un único objetivo, y estaba reduciendo todo esto a un único propósito. Aunque en Mateo y Marcos dice que Jesús constriñó a Sus discípulos a entrar en el barco, consideramos que «constreñir» es una palabra muy fuerte. Significa “hacer necesario". Jesús hizo necesario que ellos entraran en el barco. La palabra "constreñir" se traduce en varias otras maneras en el Nuevo Testamento, y vamos a dar una idea de lo fuerte que es esa palabra.
Ustedes recordarán el incidente cuando la mujer con su enfermedad presionó a través de la multitud y tocó el borde del manto del Señor, y Jesús supo que había salido virtud de Él. Miró a Su alrededor y dijo: «¿Quién es el que me ha tocado?" Los discípulos le dijeron: "Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?" (Lucas 8:45). Te aprieta y te oprime es la misma palabra en el griego para la palabra «constreñir».? ¿Alguna vez han estado ustedes en una multitud? Lo impotente que eres cuando te metes en medio de una gran multitud de gente. Si todos se están moviendo en una dirección, es inútil tratar de ir en la otra. Te obligan, te constriñen a seguir su camino. Como se ve, es una palabra fuerte.
Luego, cuando Jesús fue arrestado a fin de que compareciese ante Su juicio, dice: "Y los hombres que custodiaban a Jesús" (Lucas 22:63). Esa palabra es la misma que está aquí traducida como «constreñir». Espero que aquí nadie haya sido detenido por un policía fuerte. Pero si eso ha sido tu experiencia, tú sabes que es inútil tratar de escapar. Él sólo se apodera de ti y dice: “Venga conmigo”, y es inútil resistírsele. Él te obliga a ir; esa es la palabra. Jesús obligó a Sus discípulos a entrar en ese barco. No fue sólo una solicitud. Él no dijo: "Bien, me gustaría que ustedes entraran en ese barco". Él dijo: “Quiero que entréis en el barco y que paséis al otro lado". Tú puedes pensar que es sólo un montón de palabras, pero podrás ver antes que hayamos terminado, que eso es muy importante para esta señal.
Ahora bien, si Jesús sabía lo que haría sobre la alimentación de los cinco mil, cuando Él le preguntó a Felipe: "¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle, porque él sabía lo que había de hacer" (John 6:5,6), Él sabía muy bien lo que hacía cuando constreñía a los discípulos a entrar en ese barco. Es decir, Él tenía ya un plan y un propósito en Su mente, y eso era una parte deliberada de la formación de ellos. Jesús estaba siempre colocando a estos discípulos en situaciones que hiciesen que fuese necesario para llevarlos a que ellos hiciesen un nuevo descubrimiento de sí mismos. Hemos visto cuán necesario fue esto en el caso de la alimentación de los cinco mil. Él deliberadamente colocó a Sus discípulos en una situación que hiciese absolutamente necesario que ellos descubriesen algo nuevo en Él. Y eso es exactamente lo que estaba haciendo en esta ocasión. La tormenta que tuvo lugar en el lago no fue una sorpresa para Jesús. Él lo sabía todo antes de que ocurriera. Él sabía lo que iba a pasar, y los constriñó a entrar en el barco.
CUATRO SEÑALES. De modo que entramos en la historia de la señal. Creo que hay cuatro señales dentro de esta señal; pero no nos olvidemos de esto, de que una señal es algo más que un evento real. Esto implica que el evento tiene un significado más profundo de lo que es en sí mismo. Juan no llama a esto un milagro; él lo llama una señal. Él dice que hay un significado oculto dentro de este evento; y vamos a ver ese significado muy grande que había en ello. Pues debemos recordar que Jesús sabía todas las cosas. Él siempre estaba enseñando y trabajando a la luz del futuro, y todo el futuro estaba dentro de esta señal.
PRIMERA: JESÚS EXALTADO. Ahora mira los detalles. Jesús en este tiempo estaba en el monte orando, intercediendo, y ustedes saben que los montes en la Biblia siempre tienen un significado espiritual. Ellos hablan de los lugares altos. Así que lo primero que tenemos dentro de esta señal es a Jesús exaltado "a la diestra de la Majestad en las alturas" (Hebreos 1:3). El salmista, en la profecía acerca de Jesús, dijo: "Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad" (Salmo 68:18). "Operó en Cristo, resucitándole de los muertos, y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad" (Efesios 1:20,21). ¿Y qué está haciendo allí? El autor de la Carta a los Hebreos nos dice: "viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25). Él está orando, intercediendo por los santos, en el monte celestial. "Tú has ascendido a lo alto". "Tú estás intercediendo". Eso está en esta señal. Jesús estaba trabajando con el futuro en mente, y previendo la época en la que sería cierto que toda autoridad se le daría a Él en el cielo y la tierra; y, podríamos decir, en el mar también. Esta es la señal en lo general. Jesús está ahora en las alturas intercediendo, y conforme esta señal, ya les estaba diciendo a Sus discípulos algo sobre lo que sería en el futuro.
SEGUNDA: LA SEÑAL DEL MAR. Entonces, seguidamente, tengan en cuenta la señal del mar. Espero que ustedes sepan que el mar se utiliza a menudo en la Biblia como un tipo del mundo y las naciones que en él hay. Cuando Jesús llamó a Simón, el pescador, desde el mar dijo: "Yo os haré pescadores de hombres" (Mateo 4:19); en otras palabras, "Os enviaré a las naciones para ser pescadores. El Mar de Galilea era sólo un tipo del mundo y su gente. Y Pedro obtuvo una gran multitud de peces en el día de Pentecostés. Lean de nuevo la descripción de las personas que estaban en Jerusalén en ese día. Se menciona toda una lista de nacionalidades representadas allí, y lo resume todo la siguiente frase: "De todas las naciones bajo el cielo" (Hechos 2:5). Y este pescador espiritual lanzó la red en el día de Pentecostés, y obtuvo una redada de peces. El mar es claramente un tipo de las naciones del mundo.
Pero, ¡cuán agitadas están las naciones! El mar es una cosa muy agitada. El mar siempre está cambiando, y nunca se puede estar seguro de él. A veces está en una tempestad, y luego a veces parece que está tranquilo y apacible, pero es algo muy incierto. Cuando los discípulos partían aquel anochecer, el mar parecía estar bastante tranquilo, pero no pasó mucho tiempo antes de que cambiase su cara. Como se recordará, en el último viaje de Pablo a Roma por barco, el mar estaba muy tranquilo cuando izaron las velas, pero no pasó mucho tiempo antes de que la situación cambiara. ¡Con cuánta rapidez el mar puede cambiar! ¡Cuán agitadas son las naciones, y cuán inciertas son las situaciones en este mundo! Quizá nunca haya sido más cierto que en la actualidad; las naciones están en un tumulto. Ahora Jesús deliberadamente envió a estos hombres por el mar, y esta es la señal del mar, o el significado del mar.
TERCERA: LA SEÑAL DE LA TORMENTA. ¿Qué pasa con la tormenta? ¿Qué significa la señal de la tormenta? Se dice que soplaba un gran viento; "se levantó un fuerte viento". Hay fuerzas del mal en operación sobre y alrededor de las naciones de este mundo; la atmósfera misma está repleta de ellas, y estas fuerzas, como el viento, están removiendo cosas en contra del pueblo de Dios. Eso nunca fue más cierto que hoy en día. ¡Qué poderoso viento sopla en contra del pueblo de Dios! En muchas naciones, en Rusia, en China, en el Congo, y en muchos otros lugares, las fuerzas del mal están en contra del pueblo del Señor, lanzando cosas en su contra. Pero no tenemos que ir a esos países para comprobarlo. Si somos el pueblo del Señor, todos somos conscientes de que hay fuerzas del mal contra nosotros. Hay un fuerte viento que sopla y es contrario; es un trabajo duro en su contra. El Señor había dicho a sus discípulos que así sería, y que vendría el tiempo cuando "seréis aborrecidos de todos por causa de nombre" (Mateo 10:22). Él dijo: "En el mundo tendréis aflicción" (Juan 16:33). Sí, Él les había dicho que iba a ser así, que en la medida en que entrasen las naciones, se encontrarían con que todo estaría en contra. Él lo sabía todo mucho tiempo antes de acontecer, pero aun así los envió al mundo.
CUARTA: LA SEÑAL DE SU ANDAR SOBRE EL MAR. A continuación, la señal de Su andar sobre el mar. Observamos aquí, en esta historia que, aunque Jesús estaba en el monte, y ellos se alejaron por el mar, Él sabía todo acerca de la situación de ellos. Él no estaba fuera de contacto con ellos. Él sabía exactamente lo que estaba sucediendo. Esto es, por supuesto, simple, pero es muy reconfortante. Si Él está en el cielo (y no sé exactamente dónde está), y nosotros estamos aquí en esta tierra, incluso si hay una larga distancia entre los dos, Él sabe todo acerca de nuestra situación. Él está en estrecho contacto con la posición en que nosotros estamos.
Lo más natural era que ellos se vieran dominados y subyugados en virtud de este mar. Ustedes recordarán una ocasión cuando ellos estaban en el mismo mar y se levantó el mismo tipo de tormenta. En ese tiempo ellos despertaron el Señor Jesús, diciéndole: "¡Maestro, Maestro, que perecemos!" (Lucas 8:24). Esta fue otra experiencia como esa, y era por tanto la cosa más natural que esas fuerzas adversas los subyugasen, y debió resultar demasiado fuerte para ellos. Naturalmente, se hubiesen hundido. Y Jesús vino a ellos andando sobre las aguas. ¿Qué lograron los discípulos aprender esa noche? Que si Jesús está presente en todo el curso natural de las cosas, es al revés. Las leyes naturales son simplemente cambiadas hacia otra dirección. Él tiene supremacía sobre todas las fuerzas naturales. Su vida es más poderosa que todas las fuerzas que están en contra. Y eso era lo que Él estaba tratando de enseñar a estos discípulos.
Ahora, por supuesto, podemos interpretar esto a través de nuestra propia experiencia, porque sabemos algo acerca de la adversidad en este mundo y las tremendas fuerzas espirituales que están contra nosotros. Pero tal vez muchos de nosotros conocemos la otra cara de la historia, que, naturalmente, muchas veces hemos sucumbido ante ellas, y otras fuerzas han demostrado ser demasiado poderosas para nosotros. Las fuerzas naturales en nosotros mismos son demasiado fuertes para nosotros. No es difícil para nosotros enfrentar las fuerzas naturales de nuestra propia constitución, en nuestras propias circunstancias, en otras personas, y, sí, incluso en los demás cristianos. Pablo enfrentó una verdadera batalla contra las fuerzas naturales entre los creyentes de Corinto. Y luego están las fuerzas de la naturaleza en este mundo; pero todas estas fuerzas naturales se ven reforzadas por las fuerzas sobrenaturales malignas. Hay algo más que nosotros y otras personas; hay fuerzas del mal operando a través de nosotros, operando a través de otras personas y creando ciertas circunstancias. Les confieso que uno de los problemas en el Nuevo Testamento que nunca he resuelto es algo que Pablo dijo: "Quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez, pero Satanás nos estorbó" (1 Tesalonicenses 2:18 ). Nunca he sido capaz de explicar eso. Pero, como ustedes saben, el enemigo opera en contra de lo que es del Señor en este mundo, y su poder reforzando las cosas naturales es demasiado para usted y para mí. Seguramente todos hemos demostrado eso. No tenemos que ir fuera de nosotros mismos. ¿Acaso no sabemos que existen fuerzas dentro de nosotros que son demasiado fuertes para nosotros? Si nos entregamos a nosotros mismos, esas fuerzas nos dominarían y nos subyugarían.
Sí, esta tormenta en el lago tiene una contrapartida real en la vida espiritual del pueblo del Señor. Pero lo que empecé a decir fue esto: que todavía no nos hemos hundido. Nosotros, que somos el pueblo del Señor, no hemos bajado al fondo todavía. El enemigo ha intentado subyugarnos, la gente ha intentado subyugarnos, y el mundo ha intentado subyugarnos, pero hasta ahora no hemos sido subyugados. ¿Por qué es eso? ¿Debido a que somos tan fuertes? ¡Oh, no, eso nunca! ¿Será porque tenemos determinada fuerza de voluntad? ¿Será porque decimos: «yo no voy a hundirme»? Ese es un desafío para el diablo que él rápidamente lo tomará en cuenta. ¡Oh, no, no es nada de eso. Es debido a que este mismo Jesús está en el interior de nosotros, este Único que puede caminar sobre las aguas. Él no está luchando contra las aguas o contra el viento. Él los tiene bajo Sus pies: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28:18-19 ). Ustedes encontrarán gran cantidad de tormentas allí, pero "he aquí yo estoy con vosotros todos los días" (Mateo 28:19). Es el poder de Su vida que es más fuerte que todas las tormentas. Jesús enseñó a sus discípulos en esta acción Suya, y ellos vivieron para probarlo en su propia experiencia e historia.
Tenga en cuenta esto último. Cuando nuestra vida está comprometida con Cristo, no siempre estamos exentos de problemas. Él muy a menudo nos conduce deliberadamente a esos problemas. Él nos constriñe a entrar en el barco. Por supuesto, no sabemos qué va a ocurrir, pero sabemos que el Señor nos está haciendo ir en una dirección segura; y luego nos encontramos con problemas. Tenemos que decir: "Bueno, el Señor nos ha traído a este problema. Él es el responsable de nuestro ser en esta situación. Podemos estar totalmente comprometidos con el Señor, pero eso no quiere decir que vamos a estar libres de problemas. Si usted piensa que por estar completamente dedicado al Señor, va a ser salvado de problemas, va a encontrar que eso no es cierto. Una gran cantidad de jóvenes cristianos piensan igual. Cuando yo era un joven cristiano, solía pensar: "Si yo tan sólo me dedicara más y más al Señor, Él estaría más cerca de mí, y nunca iría a tener ningún problema". He vivido para ver que eso es un error, es un engaño. No, las personas totalmente comprometidas no están libres de problemas, pero pueden superar esos problemas o son guardados por el poder del Señor. El problema no los destruye. Los problemas son convertidos en instrumentos en las manos del Señor para enseñar a muchos una lección muy valiosa; y después ellos dirán: «Valió la pena todo ese esfuerzo". "En verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (Hebreos 12:11).
Me pregunto lo que estos discípulos dijeron cuando llegaron al otro lado. Supongo que si tuvieron la oportunidad de hablar juntos, a lo mejor dijeron: Bueno, eso fue una experiencia terrible. Realmente me preguntó qué iba a suceder; pero he aprendido una lección poderosa sobre el poder de Cristo, y yo no cambiaría esa experiencia por nada. Por lo tanto, usted ve, nuestra educación espiritual se basa en esta palabra “necesidad”, porque esa es la palabra real para “constreñir”. Él hizo necesario que los discípulos entraran en el barco, y es necesario para nosotros tener experiencias como esta, porque es sólo por esas experiencias que descubrimos el Cristo que tenemos, y qué cosa tan maravillosa es la vida eterna.
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